cruzo el umbral gris,
mirando sin ver,
oyendo sin escuchar,
a pasos ciegos lidiando contra molinos de viento.
Estoy en el límite del horizonte perdido,
entre aquello que perdí y la incertidumbre...
ya no pienso, ya no busco la claridad:
me dejo abandonar en el cálido vacío.
Prefiero ese rincón solitario, leve y tranquilo.
Anhelo lo inalcanzable, aquel trágico pensamiento.
Todo lo demás llegará tarde o temprano.
con el suave latir del tiempo.
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