sábado, 17 de marzo de 2012

Los últimos adioses

Ellos fueron y vinieron sin cesar, como hojas secas que el viento las juntó y las separó a su verdadero antojo, sin medir las distancias ni las consecuencias. El tiempo, noble y servil, barrió los últimos despojos, trajo aparejada la calma en un día otoñal y sintieron la paz antes de que el día renaciera. Ellos eran tal para cual, pero sin saberlo, fueron polos opuestos. Sus miradas estaban dirigidas hacia horizontes distantes, e individualmente recorrieron rumbos dispersos, dejando atrás las heridas. Ella fijó su meta en una aventura sin fin, y ahora, corre sin mirar atrás, saboreando su sendero cubierto de sorpresas. Muchas veces lloró en la orilla junto al río. Su destino, estaba marcado por una cruel decisión que su corazón no quiso entender y que, ahora, poco a poco, encuentra el modo de ver lo que nunca quiso ver: sólo fue una voz en el vacío. Y ahora, siente la oportunidad de convertirse en la protagonista de su historia. Olvidando sus penas, tratará de seguir adelante, Algún día la máscara no será necesaria. Descubrirá que los vaivenes fueron una señal para recomenzar infinitamente en la aventura. Se tranquilizará y sus lagrimas secarán. Descubrirá que en el peligro siempre estuvo su salvación. Ya no le dirá adiós al cielo azul, en el atardecer. Y sus ojos brillarán con el nuevo día.

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